Un halo de intriga rodea Edimburgo, sobre todo la zona conocida como Old Town, y es que sus edificios, sus calles empedradas y las historias que les rodean son los ingredientes perfectos para alimentar leyendas que abarcan desde brujería, hasta asesinos en serie, pasando por lugares cargados de energías y apariciones fantasmagóricas. El misterio está servido. Y los operadores de turismo lo saben y están al acecho… 😛
Aunque más o menos sesgada, desdibujada, con elementos más novelescos o atribuciones reinventadas, las leyendas siempre esconden parte de una realidad. Vamos a dar un repaso a algunas de las historias más escalofriantes de esta ciudad. Y en este post nos vamos a detener en la brujería, que dejó tras de si alrededor de 4000 muertos en toda Escocia entre los siglos XV y XVIII.
La Inquisición, abanderada por instituciones en su mayoría de tinte eclesial y católico, tenía puesto el punto de mira en todo aquello que amenazara su poder y su lucha contra la herejía culminaba en la pena de muerte. Las brujas y su caza y captura era una de sus principales preocupaciones. Y en Edimburgo saciaron sus inquietudes en una importante persecución y tortura a cientos de personas acusadas de ser sacrílegas.
Si nos situamos en la Edad Media, las viviendas dispuestas en los arrabales de la ciudad arrojaban, con el famoso grito de “agua va”, cubos con sus desechos formando un lago de residuos poco salubre y un foco de infecciones en los alrededores de la Royal Mile.
Una de las prácticas de tortura habituales que se ejercían contra las brujas era arrojarles a este lodazal, atadas de pies y manos y añadiéndoles piedras que ejercían su inercia hacia el hundimiento. Los inquisidores afirmaban con esta práctica que si las personas acusadas efectivamente se hundían, eran inocentes. De lo contrario, si llegaban a flotar era por mediación del diablo. En tal caso se confirmaba la brujería y la pena de muerte les esperaba en la explanada de los alrededores del castillo, donde, dicen, se ejecutaban las condenas.
Hoy en día muchos de nosotros iríamos a la hoguera… Ser pelirrojo o tener una marca corporal de nacimiento, era suficiente para que te acusaran de bruja.
La última quema de brujas conocida en Edimburgo fue en 1727. A los pies del castillo una pequeña fuente conocida como Witches´Well, “el pozo de las brujas”, con figuras que representan el bien y el mal, recuerda a todas aquellas que perecieron durante esta época.
Y de las brujas pasamos a los criminales más celebres de la ciudad escocesa, como Burke y Hare y compañía…Edimburgo tiene historietas para todos los gustos.
Foto destacada: Zyllan Fotografía
1 comment